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Plantas invasoras y urbanizaciones, una mala combinación para la vegetación costera

Plantas invasoras y urbanizaciones, una mala combinación para la vegetación costera

Un reciente estudio muestra cómo la presencia conjunta de plantas invasoras, urbanizaciones y cultivos agrícolas constituye un peligroso cóctel que puede producir un daño mayor sobre la vegetación costera del que estos tres factores causarían por separado. El estudio se ha desarrollado a lo largo de unos 125 km de costa en las provincias de Huelva y Cádiz, incluyendo el Parque Nacional de Doñana. Para realizar este estudio, se ha caracterizado la vegetación nativa en parcelas donde se ha detectado la presencia de plantas invasoras y en otras donde éstas últimas están ausentes y que, por tanto, sirven como referencia. Para poder estudiar el efecto conjunto de las plantas invasoras y los usos del suelo, estos muestreos se han replicado en zonas afectadas por urbanizaciones y cultivos agrícolas, así como en otras caracterizadas por un paisaje natural o semi-natural. Uno de los principales resultados del estudio es que el número de especies de plantas nativas que desaparecen por la presencia de urbanizaciones es mayor en las zonas que también están afectadas por la presencia de plantas invasoras.  El tipo de uso del suelo sobre el que se asienta la vegetación también parece afectar a la morfología de las plantas, pero esta vez el efecto es independiente de la presencia de plantas invasoras. Así, mientras la urbanización se asocia con plantas nativas de hojas más pequeñas, una mayor presencia de cultivos da lugar a plantas nativas de mayor tamaño. Entre las plantas invasoras estudiadas se encuentran tres plantas de porte medio-grande, la uña de gato Carpobrotus spp., la catcácea Opuntia dillenii, y la caña Arundo donax, y dos herbáceas de pequeño tamaño (Arctotheca calendula y Conyza bonariensis).  En general, estas plantas invasoras tienen efectos distintos sobre la flora nativa, siendo los más graves aquellos derivados de la presencia de las tres especies de mayor tamaño (uña de gato, cactácea y caña), ya que tienen una mayor capacidad competitiva que las especies nativas, que son mayoritariamente herbáceas. Una de las implicaciones más importantes de este estudio es demostrar que la presencia conjunta de distintas presiones derivadas de la actividad humana puede acarrear daños mayores en los ecosistemas que los que estas presiones generan cuando aparecen de forma aislada. Como sugiere este estudio, la adecuada gestión y mitigación de estos impactos requeriría considerar su acción conjunta, ya que si ignoráramos alguna de las dos presiones, sea la presencia de plantas invasoras o la intensificación urbanística, podríamos infraestimar el número de especies nativas afectadas y las consecuencias de estos procesos sobre la salud de los ecosistemas. En la actualidad, estamos presenciando cómo nuestra actividad socioeconómica da lugar a un sinfín de alteraciones en los ecosistemas como por ejemplo las relacionadas con la crisis climática, la humanización del paisaje, el incremento de las especies invasoras o la presencia de contaminantes como pesticidas o microplásticos. Si no tomamos medidas drásticas pronto, la acción conjunta de estos impactos podría causar daños impredecibles no solo en nuestros ecosistemas, sino también en nuestra sociedad, causando una crisis mundial sin precedentes. informacion[at]ebd.csic.es: Gutiérrez-Cánovas et al (2020) Combined effects of land-use intensification and plant invasion on native communities. Oecologia DOI 10.1007/s00442-020-04603-1


https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31982953