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EL BIOLOGO DE LA CONSERVACION COMO ESTUDIANTE ZEN

                  

 

 

El estudio de la vía es el estudio de uno mismo.

El estudio de uno mismo es olvidarse de uno mismo.

Olvidarse de uno mismo es conocer todas las cosas.

Conocer todas las cosas es retirar las barreras que separan uno mismo de los demás.

 

Dogen

    

 

 

Hace ya  un siglo que Darwin nos dio el primer atisbo sobre el origen de las especies. Ahora sabemos algo que ignoraron todas las generaciones que nos antecedieron, que el hombre no es sino una más de las criaturas viajeras en la odisea de la evolución. Este conocimiento debería habernos producido un sentimiento de parentesco con las otras criaturas, un deseo de vive y deja vivir, un sentimiento de  fascinación por la magnitud y duración de la aventura de la vida.

                                

Aldo Leopold. A sand county almanac.  

 

 

D. Barash publicó en 1973 un artículo titulado “El ecologista como maestro Zen”, en el que consideraba los paralelismos existentes entre el budismo Zen y la ecología, un concepto emergente para el público general por aquel entonces. El pensaba que la interdependencia y la unidad de todas las cosa era fundamental tanto en la practica del Zen como en la ciencia de la Ecología. Además, ambos comparten una visión no dualística de la identidad fundamental del objeto y su entorno. Un bisonte no puede entenderse fuera de su entorno, la pradera. Comprenderlo requiere el estudio de la unidad bisonte-pradera. Concluye diciendo que “el mismo estudio de ecología es el desarrollo del pensamiento no dualista del Zen.”

 

Barash también mencionaba que los problemas medioambientales (a los que por aquel entonces el público empezaba a prestar atención) son el resultado de la imagen del mundo que tiene la cultura Occidental: la dicotomía hombre-naturaleza. La explotación de la naturaleza como algo externo y separado de los hombres ha tenido siempre consecuencias desastrosas, tanto en la antigüedad como en la actualidad.

 

Un problema fundamental es que hacemos lo que creemos que nos beneficia a nosotros mismos, a expensas de la naturaleza.  Esto es verdad tanto a nivel colectivo (puestos de trabajo versus medio ambiente) como a nivel individual (conducir un coche versus montar en bicicleta) Sin embargo, este planteamiento de “elección” no es valido, porque los hombres no estamos separados de la naturaleza.         

 

           La Biología de la Conservación surge en 1973 de la preocupación del publico y los científicos por la ecología. El Zen tiene mucho que ofrecer al biólogo de la Conservación. Discrepo del planteamiento central de Barash, cuyo interés principal estuvo  en el mundo de las opiniones y las ideas. El Zen no se trata de conceptos o ideas. El Zen se trata de cómo vivimos nuestra vida. El Zen puede jugar un papel práctico en guiar la vida del biólogo de la conservación. La mayoría de los principios considerados aquí se encuentran en todas las enseñanzas budistas, no solo en el Zen.

 

La meta de la Sociedad para la Biología de la Conservación, como se declara en cada ejemplar de esta revista, es “ayudar al desarrollo de los medios científicos y técnicos para la protección, mantenimiento y restauración de la vida en el planeta”. Una lección del Zen es que el saber lo que deberíamos hacer no es suficiente.

 

          Saber qué es lo que nos conviene no es suficiente para cambiar nuestra conducta. Necesitamos desarrollar un nivel de entendimiento más profundo y así poder actuar desde la comprensión emocional o la experiencia en vez de desde el conocimiento intelectual. David Orr (1994) en el último capitulo de su maravilloso libro “Earth in Mind”  analizaba la importancia de  “sentir” la verdad. Concluía diciendo que el objetivo de la educación medioambiental debería ser el de potenciar nuestra afinidad por la vida. No podemos actuar sabiamente sin conocimientos y no lograremos actuar sabiamente sin sentirlo.

 

A través de la meditación y el cultivo de la mente atenta, el Zen desarrolla la percepción de que uno mismo y el mundo no están separados. El maestro Vietnamita Zen Thich Nhat Hanh ofrece la siguiente enseñanza.Si queremos seguir disfrutando de nuestros ríos, bañándonos en ellos, paseando junto a ellos, o incluso bebiendo de sus aguas, debemos adoptar la perspectiva no dual. Debemos meditar en ser el río, para que podamos experimentar en nosotros los miedos y esperanzas de los ríos. Si no podemos sentir los ríos, las montañas, el aire, los animales, o al prójimo desde su propia perspectiva, los ríos morirán y perderemos nuestra oportunidad para alcanzar la paz ” (Nhat Hanh 1991:105).

 

El cultivo de la mente atenta es un consagrado método budista que desarrolla tal sentimiento. “La mente atenta”, es la toma de conciencia del momento presente, mediante la cual nos esforzamos en mirar profundamente cada una de nuestras acciones. “Es, precisamente, la falta de conciencia la responsable de tanta violencia y sufrimiento en el mundo actual…La persona plenamente consciente ve la indivisibilidad de la existencia, la profunda complejidad e interrelación de todo lo viviente y eso crea en ella un profundo respeto por el valor absoluto de las cosas” (Kapleau 1995).

 

Por ejemplo, encendemos la luz muchísimas veces a lo largo del día sin darnos cuenta. Hacer esto conscientemente requiere tomar plena conciencia del acto físico de tocar y mover el interruptor. Además, nos damos cuenta del  efecto que ha producido este acto. Yo vivo en una zona en la que el tendido eléctrico esta alimentado por generadores de presas en el río Colombia. La conexión que hago cuando acciono el interruptor conecta mi ordenador con la corriente eléctrica generada por las presas del río Colombia. Estas presas y los embalses que forman han bloqueado o dificultado el retorno de los salmones a las zonas de desove. Trato de ser consciente de esta conexión cada vez que enciendo una luz. Generalmente se me olvida.

 

Los gathas, versos cortos que se usan para traer la energía de la conciencia a cada acción de la vida cotidiana, son una forma tradicional en la práctica del Zen que se usa para aumentar nuestra atención. El siguiente gatha, escrito por Thith Nhat Hanh (1992,104) se puede usar antes de cada comida:

 

En esta comida

Veo claramente la existencia

Del Universo entero

Apoyando mi existencia.

 

Podemos ver el Universo entero en los cereales de nuestro desayuno con sólo tomarnos unos momentos para reflexionar. El océano está ahí: la lluvia que riega los cereales es transportada desde el océano por las nubes. El sol está ahí: si no, el grano no sería capaz de crecer sin la energía del sol. El ecosistema del  Jurásico está ahí: las plantas que alimentaron a los dinosaurios hace 200 millones de años fueron transformadas en el combustible fósil que ahora se utiliza para la recogida y el transporte de los cereales hasta la mesa. Mendel está ahí también, con los criadores que desarrollaron las variedades de granos. Estos momentos de reflexión fortalecen nuestra apreciación de la interdependencia que tenemos con innumerables seres pasados y presentes, cercanos y lejanos.

 

Al cultivar de forma constante el ser plenamente consciente de nuestras acciones, estamos cambiando drásticamente nuestro comportamiento, y así podamos actuar de maneras que protejan, mantengan y restauren la vida en nuestro planeta. Me molestó ver cientos de vasos de poliestireno en la basura después de los descansos para tomar café durante el encuentro anual de la Sociedad de Biología de la Conservación en Fort Collins en 1995. Esto me pareció especialmente innecesario ya que a cada persona que se registró se le entregó una taza de plástico. Se hubieran utilizado muchísimos menos vasos de poliestireno si los participantes hubieran recitado para si mismos el siguiente Gatha cada vez que tiraban un vaso de poliestireno a la basura:

 

Tirando un vaso de poliestireno a la basura

Soy consciente de que tiro

Un vaso de poliestireno a la basura.

 

Esto no es una crítica a los organizadores del encuentro. Ellos nos dieron la oportunidad de elegir entre usar nuestra propia taza reciclable, o usar las de poliestireno de un solo uso.

 

          La Sociedad para la Biología de la Conservación tiene como objetivo salvar “la vida en este planeta”. El Zen enseña que uno no puede salvar a nadie; como mucho, nos podemos salvar a nosotros mismos transformando nuestras malas costumbres. Pero el Zen también enseña que nuestra identidad no se limita a nuestro propio yo-ego. Nuestra identidad incluye todos los seres vivos. Los humanos actuamos de la manera que creemos mas conveniente para nosotros, en nuestro propio interés. Actuaremos para salvar la vida del planeta sólo si reconocemos, en un nivel profundo, que nuestro “yo” incluye a todos los seres.

 

          John Seed, director del Centro de Información para los Bosques Tropicales, dio la siguiente respuesta a la pregunta de cómo podía el superar la desesperación derivada de las dificultades que conlleva salvar las Bosques Tropicales: “Trato de recordar que no soy yo, John Seed, intentando salvar los Bosques Tropicales. Soy parte de los Bosques Tropicales protegiéndome a mi mismo. Soy esa parte de los Bosques Tropicales que recientemente ha emergido como pensamiento humano” (Macy 1991:184)­.

 

          Necesitamos reconocer y sentir profundamente que en última instancia no somos biólogos de la conservación tratando de salvar a otras especies, sino una emergencia de vida sobre el planeta intentando salvarse a si misma.    

                  

Agradecimientos:

 

Debo dar las gracias a muchas personas por tan útiles comentarios: D. Barash, E. Grumbine, P.Lesica, E.P. Pister, y dos críticos anónimos. Mis agradecimientos especiales para B. Byers y E. Kiera por su orientación.

 

Fred W. Allendorf

 

Dpt. Ciencias biológicas. Universidad de Montana, Minesota, MT59812 USA

E-mail: darwin@selway.umt.edu

 

 

Bibliografía citada:

1.     Barash, D. 1973. The ecologist as a Zen Master. American Midland Naturalist 89:214-215

2.     Kapleau, P 1995 Introduction. Páginas 1-19 en Thich Nhat Hanh. Zen keys: A guide to Zen practice.

3.     Macy, J. 1991. World as lover, world as self. Parallax Press. Berkeley. California.

4.     Nhat Hanh, Thich. 1991. Peace is every step. Parallax Press. Berkeley. California. (Traducción disponible: Hacia la paz interior Plaza & Janés Editores, 1992).

5.     Nhat Hanh, Thich. 1992. Look deep and smile: Thoughts and experience of a Vietnamese monk. 100-109 in M. Batchelor & K. Brown. Buddhism and ecology. Cassell Publishers, London.

6.     Orr, D. 1994. Earth in mind: on education, environment, and the human prospect. Island Press, Covelo, California.

 

Este articulo fue publicado en la revista Conservation Biology, volumen 11, páginas 1045-1046 en el año 1997, y traducido por Maria Luisa Chacón y José Antonio Godoy.

 

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