TRAS LA TESIS. Estudiando cómo cambian las interacciones entre plantas y polinizadores bajo el cambio climático

Nerea Montes nació en Vigo y desde muy pequeña le fascinaban tres cosas: ver documentales en La 2, jugar durante horas con sus animales del Imaginarium y dibujar. Su curiosidad por la biología y la naturaleza nació gracias a su madre y su padre, que la llevaban de aventuras a la montaña y la animaban a descubrir el mundo a través de guías de campo, enciclopedias y actividades relacionadas con el medio ambiente.
Con el tiempo, este interés fue creciendo hasta convertirse en la pasión que acabaría guiando su camino profesional, siempre intentando combinarla, a través de la ilustración científica, con su otra gran pasión, el dibujo. Primero se graduó en Biología en la Universidad de Vigo y luego se mudó a Londres para hacer el Máster en Investigación en el Imperial College de Londres. Durante este tiempo, tuvo la oportunidad de trabajar en tres laboratorios diferentes, estudiando el impacto de especies invasoras en interacciones entre planta-herbívoro, realizar análisis filogenéticos y estudiar datos históricos sobre abejorros en el contexto del cambio climático. Todas estas experiencias la llevaron a la Estación Biológica de Doñana, donde en la actualidad está realizando su tesis doctoral centrada en las interacciones entre planta y polinizadores, supervisada por el investigador Ignasi Bartomeus.
¿Cuál es el objetivo de tu tesis?
El objetivo de mi tesis es comprender mejor cómo afectan factores como el cambio climático y la intensificación agrícola a las redes de interacción entre plantas y polinizadores, con el fin de anticipar qué puede ocurrir en el futuro. Para ello, estudiamos cómo impacta el cambio climático en las abejas dentro de un clima mediterráneo como el del Espacio Natural de Doñana, y cómo varían las plantas que visitan según el contexto en el que viven, ya sea en zonas naturales o en áreas alteradas por la actividad humana, como los campos de cultivo. Además, hemos desarrollado una herramienta que permite predecir cómo cambiarán estas interacciones entre especies a escala europea, gracias a la colaboración con el laboratorio de Timothée Poisot en Montreal, Canadá.
¿Por qué es importante investigar este tema?
Los insectos polinizadores, como las abejas silvestres, mariposas, moscas y escarabajos, son esenciales para la reproducción de muchas plantas silvestres y cultivadas, desde un romero en Doñana hasta un tomate o una almendra. Sin embargo, factores como la sequía, el calor extremo o la expansión de la agricultura intensiva amenazan su supervivencia. A pesar de su importancia, la mayoría de campañas de concienciación se centran en la abeja de la miel (Apis mellifera), ignorando la gran diversidad de especies nativas, como las más de 1100 abejas solitarias que hay en España. Estudiar qué plantas visitan estas especies y cómo responden al cambio climático y a la transformación del paisaje es clave para garantizar no solo su conservación, sino también la de los ecosistemas y cultivos que dependen de ellas. Además de investigar, es fundamental divulgar y poner en valor esta biodiversidad oculta que sostiene la vida tal y como la conocemos.
¿Cuáles son las hipótesis de las que partes?
Esperábamos que tanto plantas como polinizadores comenzaran sus ciclos anuales antes debido al aumento de la temperatura. Por ejemplo, una abeja solitaria que visita solo dos especies de plantas y cuya vida dura aproximadamente dos semanas (desde que emerge, es decir, sale de su nido al inicio de su ciclo de vida, hasta que muere), en vez de emerger en abril, por el aumento de temperatura, lo haría cada vez más temprano, pudiendo llegar a emerger incluso dos semanas antes. Si las plantas que visita no florecen también dos semanas antes, podría sufrir una descoordinación en sus ciclos de vida, lo que potencialmente impediría que tanto la abeja como las plantas pudieran reproducirse. En cuanto al agua, se espera que la escasez de precipitaciones afecte negativamente, ya que la sequía reduce la cantidad de flores, acorta el tiempo de floración y podría aumentar la mortalidad de las plantas, lo que afectaría la reproducción y supervivencia de los polinizadores por la falta de alimento. Relacionado con el aumento de la agricultura, se espera que los polinizadores cambien las especies de plantas que visitan, incluso incluyendo cultivos o especies invasoras, ya que algunos polinizadores están adaptados a hábitats más perturbados. Sin embargo, no todos podrán adaptarse y podríamos ver cómo algunas interacciones se pierden, impidiendo la reproducción de ciertas especies de plantas si otras especies más atractivas para los polinizadores entran en competencia.
¿Para qué servirán los resultados de este proyecto?
Primero entenderemos cómo les está afectando el cambio climático a las especies que habitan en el clima mediterráneo de Doñana y a qué velocidad gracias a los datos históricos que ha recogido Francisco P. Molina durante los últimos 10 años y aun continua. Esto nos permitirá comprender los cambios actuales y predecir qué podría suceder en el futuro, además de darnos una idea de lo que está ocurriendo en otras zonas de clima mediterráneo, que son puntos calientes de biodiversidad para las abejas solitarias. En segundo lugar, investigaremos cómo los polinizadores se adaptan a la agricultura, y si sus preferencias florales cambian en respuesta a los cultivos. Los resultados de este análisis nos permitirán prever el impacto de la expansión agrícola sobre los polinizadores, identificar las especies que podrían desaparecer y determinar si es necesario incluir plantas clave en iniciativas como las cubiertas verdes o bandas florales. Finalmente, al ser capaces de predecir las interacciones a nivel europeo, podremos estimar cómo cambiarán las redes de interacción si las especies se desplazan debido al cambio climático y si alguna especie podría quedarse sin sus plantas o polinizadores.
¿Cómo suele ser tu día a día?
Trabajo por las mañanas y algo por la tarde en la tesis, por desgracia ahora es algo más monótono porque toca trabajo de ordenador, análisis y escribir, los días duros de campo ya se acabaron. En mi tiempo libre suelo hacer algo de deporte, mens sana in corpore sano, y trabajo en mis proyectos secundarios como son la ilustración científica.
¿Qué te gustaría hacer una vez acabada la tesis?
Me gustaría continuar mi carrera científica compaginando la investigación, la ilustración científica y la divulgación. Creo que una buena investigación tiene que ir acompañada de una buena campaña de divulgación científica, tanto para dar a conocer al mundo los descubrimientos que hacemos como para poner en valor nuestro trabajo.
¿Por qué decidiste hacer una tesis doctoral y por qué sobre este tema en concreto?
Decidí hacer la tesis porque siempre he querido investigar sobre lo que me apasiona y aportar mi granito de arena al conocimiento de la naturaleza. Mi interés por las redes de interacción entre plantas y herbívoros nació durante la carrera, donde tuve la suerte de trabajar con un equipo increíble que me introdujo en este campo. Luego, en el máster, pude investigar cómo el cambio climático afectaba a los abejorros en el Reino Unido, lo que reforzó mi deseo de seguir
explorando este tema. Cuando supe que había un proyecto que encajaba perfectamente con mi experiencia previa, no dudé en aplicar, y tuve la suerte de ser seleccionada. Así, mi tesis nació de una cadena de casualidades que me llevaron a un tema que me apasiona y que quiero entender más a fondo.